Hace unos años, cuando decidí renovar mi cocina, elegí encimeras de cuarzo por su durabilidad y belleza. Después de un tiempo, la superficie perdió algo de brillo debido al uso diario. Es común que el cuarzo requiera mantenimiento para mantener su aspecto original, especialmente después de pulirlo. El proceso de pulido elimina pequeñas imperfecciones y restaura el brillo, pero algunas personas se preguntan si es recomendable aplicar algún tipo de acondicionador posterior al pulido.
Consulté con un experto en mármoles y superficies, quien me explicó que, a diferencia del mármol, el cuarzo no requiere selladores ni acondicionadores regulares porque ya viene con resinas y agentes aglutinantes que le otorgan su resistencia característica. Sin embargo, me recomendó un producto específico para el cuarzo, que ayuda a realzar el brillo. Estos productos generalmente no son acondicionadores en el sentido tradicional, sino más bien agentes de limpieza avanzada que contienen ingredientes que mejoran el acabado sin revestir o alterar la composición de la superficie.
Lo más importante es seguir siempre las recomendaciones del fabricante de tu encimera. La gran mayoría de los fabricantes de cuarzo no aconsejan el uso de ceras o selladores. Por ejemplo, una de las principales marcas del mercado indica en su guía de cuidado que el mantenimiento se debe hacer con agua tibia, jabón suave y paños no abrasivos. Esto es clave, ya que ciertos productos pueden crear una capa que podría alterar la apariencia natural del cuarzo.
Si alguna vez te encuentras en este dilema, mi recomendación personal después de la investigación que realicé y el asesoramiento técnico recibido, es que primero te asegures de la compatibilidad del producto con los materiales de tu encimera. Verifica la ficha técnica del producto o consulta con un profesional en superficies de cuarzo. A veces, basta con realizar una limpieza profunda y regular para devolver el brillo esperado.
Dado el auge de las superficies de cuarzo en la última década, surgieron más técnicas eficaces para mantenerlas. Algunos de estos avances, como la nanotecnología en limpiadores, maximizan su resistencia a manchas y a la decoloración sin necesidad de tratamientos adicionales. Pero, como siempre, es fundamental conocer bien el tipo de superficie y sus cuidados específicos para no caer en errores que podrían salir caros a largo plazo.